28 de enero de 2008

Benditos Americanos

Por motivos estrictamente de trabajo, tuve que solicitar la VISA americana. Todo el asunto fue una experiencia para nada placentera, y muy costosa (conste, si fuera mi dinero no pediría la VISA). Desde el momento en que uno llama al ‘call center’ para pedir la cita se siente la apatía que sienten la mayoría de los gringos hacia nosotros, los latinos tercermundistas.
Después de haber pagado los $14 con una tarjeta credomatic o visa comienza una fugaz entrevista, que sin pasaporte en mano es imposible hacer. Luego alguien, una mujer en mi caso, con acento mexicano recita la lista de los requisitos que se deben llevar a la cita: “… debe llevar todos los documentos que demuestren que usted es apto para aplicar a la visa de no inmigrante. Todo lo que evidencie sus vínculos y estabilidad en este país….”
Y yo me pregunto, cuál estabilidad??? Económica??? Tengo 25 años por Dios! Mi vida es equilibrada y normal para alguien de mi edad, pero estable? no lo creo. Con costos si tengo a mi nombre a PI. Mi salario es promedio, alcanza para pagar mi carrera, gasolina, comida y demás pero eso me hace alguien económicamente estable. La estabilidad la alcanzan la mayoría de las personas alrededor de los 40 años, cuando las cuotas de los préstamos bancarios que han hecho para obtener sus bienes se vuelven más manejables. No a los 25 años, cuando apenas empiezo en lo mío.
Y volviendo al suplicio de la visa, la cita la dan aproximadamente al mes y medio de haber hecho la llamada. Tiempo suficiente para recolectar la lista de documentos necesarios: pasaporte, estados de cuenta, órdenes patronales certificaciones de todo, absolutamente todo: si tiene esposo(a), hijos, su estado civil, si está estudiando records de notas, títulos de propiedad de carro, casa, lote; cartas de empresas, personerías jurídicas, constancia de salario y por último el formulario de solicitud, debidamente lleno. Ahh y se me olvidaba, pagar los $131 del entero.
Luego, el día de la cita: una fila para entrar, una fila para que lo revisen de pies a cabeza como si se estuviera entrando a Alcatraz. Una fila para que le revisen los documentos, una fila para tomarse la foto, una fila para sacar una ficha, otra para que le revisen el passport, una más para las huellas digitales, luego la más tediosa de las filas para que le hagan la entrevista y por último si le dieron la visa, una fila para DHL.
La entrevista es, por así decirlo humillante. Uno de pie, detrás de una ventanilla de vidrio el cónsul le pregunta de manera impersonal y grosera lo que a él o ella se le ocurra: qué va a hacer usted a los Estados Unidos? Con quién vive? Usted a qué se dedica? Por favor déjeme ver sus órdenes patronales. Quién es Ryan Moore? Por qué necesita visitarlo? Y finalmente: su visa fue otorgada, pasé a DHL.
Cuatro días después me doy cuenta de que hay un papel con mi foto y mis datos pegado a mi pasaporte, que les indica a los benditos americanos que no soy peligrosa o indeseable en su país, que pude pasar por su estricto régimen de seguridad nacional y que por 10 años soy libre de entrar y salir de gringolandia.
No sé en qué momento de la historia empezó todo esto de ponernos barreras para movilizarnos de un lugar a otro. Ni quién o qué tiene la potestad para decir si alguien es non grato en X o Y país. No tengo idea si los pobres nicas tienen que pasar por algo similar para pedir VISA tica. De lo que sí estoy segura es que todo esto tiene sus buenas razones de ser. Por muy humillante y discriminatorio que parezca muy pocos ticos son bienvenidos en suelo gringo.
Simplemente lamentable.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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