Un amigo me dijo que escribir en su blog lo liberaba y es cierto, puede ser un buen desahogo; pero claro a él le queda genial escribir aquí porque sabe qué decir y cómo decirlo. En cambio a mi me falta mucho fogueo, pero en fin este espacio se creó precisamente para escribir lo que a uno le da la gana.
Como escribí antes, nos arrepentimos más de las cosas que no hacemos que de las que hacemos y por Dios que me arrepiento mil veces de no haber dicho ni hecho lo que sentía en el momento que lo sentía, me frené.
Me dió pánico seguir mis impulsos, o mi corazón o lo que fuera, porque creía que lo que estaba viviendo era demasiado bueno para ser cierto, que el fulanito debía, mejor dicho tenía que tener un defecto para ser real, para ser humano y por consiguiente para que yo pudiera confiar en él y decirle todo lo que yo sentía, sin miedo a que me lastimara.
Mi plan era esperar, decir y hacer las cosas a MI TIEMPO (como si tal cosa existiera). Esperar y conocer los defectos del fulanito y tontamente tomar eso a mi favor y en su contra.
Efectivamente, con el tiempo me dí cuenta el fulanito tenía defectos, muchos y no eran pequeños o imperceptibles, pero ninguna de sus fallas era algo que yo no pudiera tolerar, yo podía con él.
Pero ya era tarde, él se había cansado de esperarme, de dar sin recibir y desistió, por más de que yo dije o hice ya nada tenía validez, no lo intenté a tiempo, en el momento justo.La de la culpa fui yo, no nay ninguna duda.
Ya pasaron más de tres años, el fulanito ha entrado y salido de mi vida muchas veces en todo este tiempo, he pasado buenos momentos con él, pero ya no confía en mí, ya no me ofrece lo que yo rechazé en un principio.
Si yo hubiera tomado lo que la vida amablemente me ofrecía, la historia sería otra, quién sabe, a lo mejor hubiera evitado uno que otro accidente. Pero ya no hay nada que hacer, solo me queda la rabia de no haber creído en mi suerte, de no creer que a mi también me podían pasar cosas demasiado buenas.
Si alguien lee esto, como consejo le dijo que no se guarde nada, que tome al toro por los cuernos y se juegue el todo por el todo, porque no hay nada peor que perder sin haber jugado.
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